Aquel 18 de Octubre se dió todo en las calles… la explosión social que hubo demostró las ansias por querer destruir todo lo establecido, conocido y dañino. Tanto se dió…que el Estado vio en peligro su orden social, así que volvió a las antiguas formas de represión ya conocidas por este oasis llamado Chile. Toque de queda, milicos en las calles, controles en cada esquina, etc. Así es como, a pesar de esta represión clásica de la democracia I»te reprimimos porque te cuidamos, porque cuidamos tus bienes y tu vida»I A pesar de eso, no faltaron las ollas comunes, los espacios de encuentros dónde se compartían distintas formas de querer llevar a cabo el inminente cambio. Claro, en esas confluencias de pensares, nos dimos cuenta que no había tanto que confluir…y hubo desgaste, desgaste porque varios nos dimos cuenta que las soluciones eran pactar con partidos, eran humanizar el capital, eran más reformas…más de lo mismo. Aún así, con estás diferencias que agotaban… e incluso con esa retraumatizacion de un pueblo violad0, desaparecido, asesinado y silenciado, se vio la hermosa imagen que en otros lugares también se estaban dando movimientos explosivos que nos hicieron sentir que quizás estás vez si que si…está vez si cambiaría algo. Pero paf…aparecio un virus letal, y otra vez todos a las casas…y lo peor: No te acerques a otros, no abraces, no respires cerca de otros, no compartas espacio con más personas. Es decir, aislate… quédate en casa. Abandona las calles o la multiformidad de resistencias generadas en el estallido. Ahora solo debes preocuparte por tu vida… la que está en juego, y depende de ti cuidarla…otra vez.
Tres años después, tres años después de tanta lucha, de desgaste, de ilusiones, de esperanzas, de engaños para quienes confiaron en quienes siempre les mienten… se levantan las cuarentenas, y todo vuelve la normalidad. Solo que con más deudas, alimentos más caros, menos posibilidad de viviendas, y con un desgaste físico, mental y emocional enorme. Es decir…otra vez nos quieren alienados para así no construir, o si quieres no destruir.
Nos enfrentamos con el Leviatán otra vez… en un cuarto año en que recordamos aquella vez que pensamos que por fin recuperaríamos nuestras vidas.
